La semana pasada falleció en Estados Unidos de América, José Andréu García, al cual lo conocí aquí en Santo Domingo cuando él ocupaba la posición de presidente del Tribunal Supremo de Puerto Rico y yo hacía poco tiempo que ocupaba la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de nuestro país, durante una charla que pronunciara en el año 1997 en un hotel de la capital. Si mal no recuerdo versaba sobre un proyecto de reglamento que se quería implementar allá sobre la resolución alternativa de conflictos, pues estaba convencido de que los litigios debían ser desjudicializados. Me lo presentó la Dra. Radys Iris Abreu de Polanco.
Me ofreció toda la colaboración de la rama judicial de su país, y me invitó a visitar Puerto Rico para intercambiar con los jueces del tribunal supremo que presidía
Al día siguiente lo recibí en mi despacho de la Suprema Corte de Justicia. Desde ese momento establecimos una amistad que se fortaleció cuando nos encontramos en ocasión de la I Cumbre Iberoamericana de Presidentes de Cortes Supremas y Tribunales Supremos de Justicia, la cual fue celebrada en Caracas, Venezuela, en el mes de marzo de 1998. Ya tenía varios años presidiendo el Tribunal Supremo de Puerto Rico y fue la persona que me introdujo ante los miembros de la comunidad internacional asistentes a la referida cumbre. Me ofreció toda la colaboración de la rama judicial de su país, y me invitó a visitar Puerto Rico para intercambiar con los jueces tanto del tribunal supremo que presidía, como de jueces de menor jerarquía.
Poco después de terminada esa I cumbre el Dr. Andréu García me formalizó la invitación para dictar una conferencia por ante la XXI Sesión Ordinaria de la Conferencia del Poder Judicial de Puerto Rico. Me confesó que estaba impresionado del proceso de transformación que habíamos llevado a cabo en la República Dominicana y que tenía interés que los jueces puertorriqueños tuviesen conocimiento de lo que se había logrado en nuestro país y cómo lo habíamos hecho. Fue así como se concretizó la visita a Puerto Rico, donde participé en la Conferencia Judicial de ese país, preparando al efecto una conferencia que intitulé La transformación del Poder Judicial en la República Dominicana, la cual fue pronunciada en el Hotel Caribe Hilton, el 28 de abril de 1998.
El Poder Judicial tiene una deuda de gratitud con el Dr. Andréu García tanto por su disposición para concertar acuerdos de cooperación con Puerto Rico como por ser el patrocinador de la primera Asamblea General de la Red Iberoamericana de Escuelas Judiciales
Para mejor comprender el apoyo de Andrés García al Poder Judicial dominicano es preciso apuntar que en la VI Cumbre Iberoamericana de Presidentes de Cortes Supremas y Tribunales Supremos de Justicia, celebrada en Santa Cruz de Tenerife, España, en mayo de 2001, surgió la Red Iberoamericana de Escuelas Judiciales, cuya Secretaria Pro Tempore le fue asignada por los veinte países representados a la República Dominicana, como una comunidad de enlace para la cooperación, concertación y apoyo recíproco entre las Escuelas Judiciales y Centros Públicos de Capacitación Judicial de Iberoamérica, que contribuye al intercambio de información sobre programas, metodologías y sistemas de capacitación judicial; facilita la coordinación de actividades entre sus miembros y planifica actividades conjuntas de capacitación.
El Poder Judicial dominicano tiene una deuda de gratitud con el Dr. Andréu García, el querido Tono, tanto por su disposición para concertar acuerdos de cooperación con Puerto Rico como por ser el patrocinador de la primera Asamblea General de la Red Iberoamericana de Escuelas Judiciales, que fue realizada el 6 de septiembre de 2001, en el Hotel Caribe Hilton, en San Juan, Puerto Rico, que ratificó a unanimidad a la Escuela Nacional de la Judicatura de República Dominicana como sede de la Secretaría Pro Tempore de este organismo regional por los próximos cinco años. Sin el respaldo y colaboración del juez Andréu García, la realización de la primera Asamblea General de la Red Iberoamericana de Escuelas Judiciales no hubiese sido posible, pues a pesar de ser la República Dominicana la interesada en esa asamblea, nosotros carecíamos de recursos suficientes para organizar un evento de esa magnitud. El Poder Judicial dominicano invitó a esa asamblea, pero fue Puerto Rico, a través de su rama judicial, quien soportó los gastos de organización y hospedaje.
Era un hombre conciliador y entre sus compañeros jueces del Supremo de Puerto Rico, cuando se discutía un asunto, se hizo famosa su expresión de que no estoy ni a favor ni en contra de lo planteado, sino todo lo contrario, como una forma de expresar que esperaba que se llegara a un acuerdo. Junto con Luis Paulino Mora Mora de Costa Rica, presidente de la Corte Suprema de Justicia, en los foros internacionales en que participábamos juntos, formábamos una trilogía cuyo respaldo había que tomar en cuenta al momento de que se sometiera un asunto que requiriera el apoyo de la mayoría.
De Tono, luego de su muerte, su compañero, amigo y sucesor en el Tribunal Supremo de Puerto Rico, Federico Hernández Denton, dijo el 10 de enero de 2019, lo siguiente:
Fue nombrado por el Gobernador Rafael Hernández Colón para presidir el Tribunal Supremo en el 1992 en una coyuntura importante de nuestro pueblo y el desarrollo de la judicatura y del derecho puertorriqueño. Como Juez Presidente su legado más importante fue su defensa de la independencia judicial en momentos históricos en que se pretendió enmendar la Constitución y además, logró la aprobación de la legislación que le concedió autonomía fiscal presupuestaria a la Rama Judicial. Impulsó la reorganización del sistema judicial con el fin de simplificar los procedimientos que dilataban y encarecían los procesos ante los tribunales, esfuerzos que culminaron con la aprobación de la Ley de la Judicatura del 2003 que logró dotar a la Rama Judicial de los instrumentos necesarios para que la justicia fuese accesible y rápida. No hay duda de que durante su incumbencia dejó cimentados los pilares de un sistema de justicia de avanzada, basado en una visión futurista de nuestros tribunales.
Además, fue un compañero querido por todos los jueces que formamos parte de la Corte, Andréu, quien dedicó sus esfuerzos a unir al Tribunal en momentos en que se enfrentó a múltiples retos. Con su sensibilidad y su espíritu jovial unió a un Tribunal compuesto por personalidades fuertes y con diferencias legítimas en sus visiones del derecho y del país.
Durante mi presidencia en el Supremo fue siempre un colaborador incondicional y un asesor que siempre estuvo disponible para darnos su buen criterio y animarnos cuando nos enfrentamos a los retos de esos tiempos.
Representó dignamente al Poder Judicial de Puerto Rico en los Estados Unidos y en América Latina y fue una figura muy querida entre los presidentes de las Cortes y Tribunales Supremos de la Cumbre Judicial de Iberoamérica y de la Conferencia de Jueces Presidentes de los Estados Unidos.
Como jurista dejó un legado en el derecho procesal penal, seguros, consumidores y en la elaboración de la doctrina de la separación de iglesia y estado. Fue un juez inteligente, íntegro y justo, con pleno dominio del derecho, tanto penal como civilista, y con una experiencia en el ejercicio de la profesión que contribuyó mucho al desarrollo del derecho puertorriqueño. El hilo conductor de sus opiniones fue siempre en protección de los derechos de la ciudadanía de contar con una judicatura independiente y de que tuvieran fe en su sistema judicial.
Puerto Rico pierde una figura monumental de personalidad afable, de convicciones profundas y de un gran amor por su familia y por su país.
Cuando el juez Andréu García se retiró de la posición de presidente del Tribunal Supremo, en un homenaje que le fue ofrecido por la comunidad jurídica puertorriqueña, yo fui el escogido para pronunciar las palabras relativas al homenajeado.
La comunidad jurídica de Puerto Rico está de luto con la muerte de José Andréu García, expresidente del Tribunal Supremo de Puerto Rico. ¡Paz a su alma!