(De la época de los beepers a los drones actuales)

Tertulia en la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE)

15 de julio de 2015

Dr. Jorge A. Subero Isa

“Mi generación la tuvo fácil: nosotros teníamos que “encontrar” un empleo. Pero cada vez más, nuestros hijos deberán “inventar” un empleo. Por supuesto, los que tengan suerte lograrán “encontrar” su primer trabajo, pero considerando la rapidez con la que está cambiando todo, hasta estos últimos deberán reinventar, readaptar y reimaginar ese empleo mucho más de lo que tuvieron que hacerlo sus padres”.[1]

Recientemente los medios de comunicación nos ofrecieron la información de que un robot había dado muerte a un joven técnico en una planta de la Volkswagen, lo cual causó gran revuelo mundial no solamente por el hecho de que se estaba confrontando el hombre con la máquina, sino porque la periodista del Financial Times que había colocado la noticia a través de un tuit, responde al nombre de Sarah O’Connor, por lo que tanto el hecho mismo como su nombre fueron relacionados con la saga de la película Terminator.

Yo había visto dos días antes la última versión de esa película, y pensé que tal vez lo ocurrido en ella pronto ocurriría. Más, cuando leí recientemente que se están realizando estudios sobre la piel con ciertas características parecidas a los robots de la película. ¡Ineludiblemente, ese es el mundo que nos espera!

Lo que pretendo con estas palabras es exponerles que estoy consciente de que cualquier programa de emprendimiento de proyectos para jóvenes debe descansar en tres ejes fundamentales, que son: un efectivo y real acceso a la justicia; un clima de confianza en la justicia, y un régimen de seguridad ciudadana y seguridad jurídica.

Comienzo con un relato que encontré en un libro de Josten Gaarder, que se llama El mundo de Sofía, escrito en el año 1991, donde el autor nos presenta de manera novelada la historia de la filosofía desde sus inicios hasta nuestros días, donde se expone la importancia de forjarnos una idea de lo que queremos hacer antes de su ejecución. Un escultor de un bloque de granito estaba en plena faena cuando recibió la visita de un niño y éste le preguntó qué estaba buscando y el escultor le dijo espera y verás. Luego de varios días el niño volvió y encontró que el escultor había esculpido un hermoso caballo del bloque de granito. El niño sorprendido le preguntó ¿cómo supiste que el caballo estaba ahí dentro del bloque de granito? Lógicamente, el escultor había visto la forma del caballo en el bloque de granito, mucho antes de esculpirlo.[2]

Sigo. Comentando un artículo publicado por Sergio Ramírez, uno de los líderes de la Revolución Sandinista de 1979, en Nicaragua, El mundo de los pulgares, quien nos relata lo que él se imagina que sería un monje medioeval,  (supongo que un monje benedictino, aunque él no lo señala) de esos que habían pasado su vida entera copiando libros a mano encerrado en un convento, cuando una mañana oye gritar desde la calle que han inventado una máquina para imprimir los libros de decenas de copias, y piensa el monje que su oficio no servirá para el fututo, y que para él solo quedan el olvido y la muerte, y cuando la polilla se coma los pergaminos en los que ha trabajado toda su vida, se lo comerá también a él.

El monje, temeroso de no ser devorado por la polilla, tenía la opción de colgar los hábitos, o salir a la calle a buscar un taller donde imprimían libros y aprender cómo funcionaban esas máquinas y demás funciones propias del oficio, aceptando así que el mundo en que vivía se hundía para siempre, y que debía abrir los ojos para enfrentar un nuevo mundo.

Muchos de mi generación estarán de acuerdo con Sergio Ramírez cuando dice: “A veces me siento como ese viejo monje, confundido y desorientado en medio de la nutrida selva de invenciones, donde se agrega un nuevo árbol que nace cada noche y a la mañana siguiente ya ha desarrollado su follaje, y donde los libros, que se imprimen digitalmente o se leen en las pantallas, también digitalmente, no son más que uno de esos árboles conectados entre todos por la tecnología cibernética, igual que el cine, la música, la información, el entretenimiento, la vigilancia policial, el agua potable, la electricidad, las compras a domicilio, los juegos, los viajes aéreos, los drones, el funcionamiento de los automóviles, los trenes, los semáforos en las esquinas”. Efectivamente, esta es, provisionalmente, la era de los pulgares, mientras llega la era de escribir con el pensamiento.[3]

No pretendo ocupar el lugar que le corresponde a David Collado, joven y entusiasta emprendedor que ha venido preparando la tierra para sembrar la semilla del emprendimiento en nuestro país, acometiendo la solución de muchos de nuestros problemas sobre la base de nuevas propuestas. 

Cuando leí en marzo de este año la obra de Andrés Oppenheimer Crear o morir. La esperanza de América Latina y las cinco claves de la innovación me hice la misma pregunta que él se formula en el prólogo: ¿por qué no surge un Steve Job en un país de América Latina, donde hay tanto o más talentos que el fundador de Apple? Tratando de buscar respuesta él desarrolla una magnífica e incentivadora obra. Creo que la respuesta pudiera contestarse diciendo que por las mismas razones que en Escocia no surge un Pedro Martínez o un Albert Pujols.

De lo que estoy casi seguro es que a la pregunta que se formula Oppenheimer no encuentra respuesta en el criterio expuesto por Federico Henríquez y Carvajal, al pronunciar el 12 de agosto de 1903 la oración fúnebre que su íntimo amigo Eugenio María de Hostos, expresó: “¡Oh América infeliz que solo sabes de tus grandes vivos cuando ya son tus grandes muertos!”

No tengo nada de que acusar la vejez, como dijera Gorgias de Leontino, personaje nacido en la primera década del siglo V, cuando al cumplir sus 107 años alguien le preguntó por qué quería seguir viviendo.

O como expresara el citado Sergio Ramírez en el artículo referido, “La vejez es entonces eso, quedarse fuera, no entender que el mundo es otro, y que para vivir en él es necesario adaptarse, como ha sucedido a lo largo de los milenios con todas las especies sobre la faz de la tierra. Y ahora apago la computadora, y mando estas palabras a la nube que navegaba invisible sobre mi cabeza.”[4]

De Domingo Faustino Sarmiento se decía que cuando estaba ya viejo de años, estaba a más joven que nunca por sus ideales.

Ralph Waldo Emerson, consideraba en uno de sus primeros discursos titulado El hombre reformador, lo siguiente: “Debemos revisar toda nuestra estructura social, el Estado la escuela, la religión, el matrimonio, el comercio, la ciencia y examinar sus fundamentos en nuestra propia naturaleza; nosotros no debemos limitarnos a comprobar que el mundo ha sido adaptado a los primeros hombres, sino preocuparnos de que se adapte a nosotros, desprendiéndonos de toda práctica que no tenga sus razones en nuestro propio espíritu. ¿Para qué ha nacido el hombre si no es para ser un reformador, un rehacedor de lo que antes hizo el hombre, para renunciar a la mentira, para restaurar la verdad y el bien, imitando la gran Naturaleza que a todos nos abraza sin descansar un instante sobre el pasado envejecido, rehaciéndose a toda hora, dándonos cada mañana una nueva jornada y una pulsación de la vida nueva?.[5]

Uno de los intelectuales de mayor influencia de mi generación fue José Ingenieros, escribió en el año 1925 su obra Las fuerzas morales, de donde extraigo lo siguiente: “La libre iniciativa permite adelantarse a los demás. El que se resigna a recorrer caminos consuetudinarios envejece prematuramente y se torna esclavo de la costumbre. El que no osa leer un buen libro, encenderse por un nuevo anhelo, acometer una nueva empresa, ha renunciado a vivir. Es sombra de ajenas voluntades, hoja otoñal que arrastran todos los vientos, pieza mecánica de un engranaje cuyo resorte ignora”

Hablo arriba de la vejez porque se podría pensar que después de los 65 años de edad lo que uno puede es mostrar experiencias o vivencias del discurrir de una vida que pudo haber sido más o menos intensa e interesante. Quizás lo más importante que aprendamos al final es que un hoyo solamente puede hacerse de una manera, que es de arriba hacia abajo, o como he repetido en numerosas ocasiones, no hay medio hoyo, sino un hoyo grande o un hoyo pequeño.

Sin embargo, a pesar de ser viejo no podemos vivir atado a un pasado, por más esplendoroso que haya sido, porque vivir con el recuerdo de una gran pasión, es como viajar con el cadáver de un ser querido, escribió en una ocasión José María Vargas Vila. En ocasiones hay que darle doble llave al sepulcro del Cid Campeador, rememorando a aquel personaje de las luchas contra los moros en España, ganador de batallas tras haber muerto montado sobre su caballo Babieca, y olvidarnos de lo que algunos consideran la pasión necrológica de nuestros líderes en América Latina. ¡Debemos remontar vuelo!

Las personas envejecientes tenemos una ventaja que no tienen los jóvenes, y es que ya nosotros una vez fuimos jóvenes, y los jóvenes todavía no han sido viejos.

Todo ha cambiado. En el pasado las guerras se escenificaban, se ganaban y perdían en la tierra, después en el agua y posteriormente en el aire. Duraban la cantidad de años que la capacidad ofensiva y defensiva de los contendientes permitían. Pero generalmente duraban mucho tiempo. Una guerra hoy que involucre a las grandes potencias es capaz de eliminar en tres minutos más de siete mil millones de habitantes en la tierra. Las guerras dejan traumas tan profundos que incluso 200 años después causan prejuicios. Ej. Francia objetó la circulación por parte de Bélgica de una moneda de dos euros conmemorativa de los 200 años de Waterloo.

John F. Kennedy pronunció el 12 de septiembre de 1962 un discurso en la Rice University, en Houston, Texas, ante 35,000 personas, donde condensó los 50,000 años de la historia registrada del ser humano, en un período de tan solo medio siglo, destacando los avances de la humanidad en ese lapso de tiempo, pronosticaba las transmisiones en vivo por televisión y las comunicaciones inalámbricas, así como la llegada del hombre a la luna. ¡Todo eso ha ocurrido en prácticamente poco tiempo!

En el discurso de Kennedy que he citado anteriormente él justificó la razón por la que EE. UU. quería ir a la luna y también afrontar otros desafíos, no porque sean fáciles, sino porque son difíciles. En esa ocasión el expresidente norteamericano citó a George Mallory, que murió en el monte Everest, cuando le preguntaron por qué quería escalarlo, contestando: “Porque está ahí”.[6]

El emprendimiento es un sentimiento que se encuentra arraigado en la humanidad desde sus principios; no así el marco jurídico que lo estimule, lo desarrolle y lo expanda.

¡El emprendimiento no es un patrimonio de los jóvenes!

Pero, como afirmó Eugenia Garduño, directora para México y América Latina de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), entidad que administra el test PISA de estudiantes de 15 años en todo el mundo, que cuando los jóvenes ya están en la escuela secundaria, ya es demasiado tarde para estimularlos a seguir carreras científicas o técnicas; que hay que hacerlo desde el preescolar.[7]

Eso me recuerda lo que cita John Locke cuando cuenta la observación que le hace un amigo de que cuando una persona ciega de nacimiento se le ha enseñado por el tacto a distinguir entre un cubo y una esfera del mismo metal y que al tocarlos puede distinguir uno de otro, si el ciego adquiriera la visión y le presentaren ese cubo y la esfera no podría distinguir uno del otro.[8]

Con la idea de facilitar la comprensión del tema y no perdernos en definiciones, he tomado el concepto de emprendedor del proyecto de ley de David Collado, el cual lo considera como “aquella persona que usando su talento creador o innovador ha convertido una idea en un primer negocio o empresa, mediante la organización de los recursos necesarios para ejecutarla, y que como resultado de ello, genera empleos y promueve una mayor productividad e innovación en el desarrollo de productos y servicios en la economía nacional”.[9]

En esta definición se encuentra subyacente la idea de negocio o empresa, lo que significa que el espíritu mercurial no se encuentra ajeno, lo cual es comprensible al tratarse de una modalidad de generar nuevos empleos. Lo ideal es que el proyecto no se limite solamente al criterio de empresa.

En ese mismo sentido, en el proyecto no se encuentra expresamente presente el elemento aleatorio del éxito o del fracaso, pero la idea de emprendimiento encierra en sí misma el elemento aleatorio del éxito o el fracaso; de ahí la importancia que tiene el acompañamiento del capital que quiera correr la suerte de riesgo de ese éxito o fracaso. ¡Es lo que se denomina financiamiento de riesgo o capital de riesgo.

Los considerandos del proyecto de Collado, principalmente los números quinto, sexto y séptimo, son manifestaciones de los inconvenientes que deben afrontar todos aquellos que se inicien en una actividad.

Si queremos un país de emprendedores debemos crear el ambiente propicio para que sea una cultura, que nazca, se desarrolle y se reproduzca, para el cual el marco jurídico es muy importante, aunque insuficiente. Muchas veces somos dados en tratar de solucionar nuestros problemas aprobando leyes. No me sorprendería que algún día a alguien se le ocurriera someter un proyecto de ley prohibiendo la pobreza.

En ocasiones nos forjamos una ilusión sobre una normativa o sobre una situación dada, pero corremos el riesgo de que pase lo mismo que en la obra teatral Marat/Sade de Peter Weiss, sobre el asesinato de Marat, donde se manifiesta desilusión que siguió a la Revolución francesa, pues tanto el poeta, como el pescador y el marido clamaron al unísono que la revolución había sido un fraude.[10]

Como no tengo suficientemente claro la diferencia entre emprendedor e innovador, les cito algunos ejemplos de lo que ocurrió en el Poder Judicial a consecuencia de la puesta en vigencia plena del Código Procesal Penal. Las dificultades de disponer de recursos económicos para su implementación y poner en funcionamiento una nueva estructura judicial, asumimos como retos la solución de los problemas siguientes:

1.- La creación de los tribunales colegiados de primera instancia. Tuvimos que recurrir donde no había suficientes jueces de primera instancia para integrar el colegiado, a integrarlos con jueces del paz del departamento correspondiente, mediante llamado por auto del presidente de la corte de apelación correspondiente; pero siempre presididos por un titular de un juez de primera instancia.

2.- Como los accidentes de tránsito constituyen infracciones de acción penal pública, competencia de los juzgados de paz, y sometidas a una instrucción obligatoria con otro juez de paz de la jurisdicción, habilitamos jueces de paz ordinarios y de asuntos municipales para que actuaran como jueces de la instrucción.

3.- Debido a la falta de jueces de paz en determinadas localidades y los problemas surgidos con los suplentes, se dispuso que un solo juez pudiera atender los asuntos de la otras localidades, para lo cual se trasladaban ciertos días de la semana, de una a otra.

4.- Los Centros de Información y Orientación Ciudadana que comenzamos a desarrollar con el propósito de que los usuarios del servicio del Poder Judicial pudieran tener mayor información y orientación sobre los problemas planteados por ellos.

Resulta demasiado obvio que no soy un experto en emprendimiento, por lo tanto poco puedo aportar a la creación de una cultura en ese sentido, pero sí me parece que mediante incentivos económicos y de otra naturaleza lo podemos lograr. Los premios a los desafíos han estado siempre presentes en la humanidad. Es así como Napoleón Bonaparte, preocupado por la alimentación de sus tropas durante las guerras, ofreció un premio de 12,000 francos a quien encontrara un método para conservar la comida, pero es el año 1810, cuando Nicolás Appert, ganó el premio, inventando el método de envases sellados. El propio Charles Lindbergh fue estimulado por un premio de US$25,000 en metálico que se había ofrecido para quien atravesara el atlántico en un avión sin escala, lo cual logró después de más de 33 horas de vuelo, en el año 1927.

Un primer eje estratégico para los propósitos perseguidos con estas palabras lo constituye un efectivo y real acceso a la justicia, para lo cual es importante citar algunas disposiciones de nuestra Constitución que pueden servir de sostén.

En cuanto a los jóvenes la Constitución establece:

Artículo 55, numeral 13):Se reconoce el valor de los jóvenes como actores estratégicos en el desarrollo de la Nación. El Estado garantiza y promueve el ejercicio efectivo de sus derechos, a través de políticas y programas que aseguren de modo permanente su participación en todos los ámbitos de la vida nacional y, en particular, su capacitación y su acceso al primer empleo”.

Artículo 56, numeral 3): “Los adolescentes son sujetos activos del proceso de desarrollo. El Estado, con la participación solidaria de las familias y la sociedad, creará oportunidades para estimular su tránsito productivo hacia la vida adulta”.

En cuanto a la propiedad intelectual la Constitución dispone:

Artículo 52.- “Derecho a la propiedad intelectual. Se reconoce y protege el derecho de la propiedad exclusiva de las obras científicas, literarias, artísticas, invenciones e innovaciones, denominaciones, marcas, signos distintivos y demás producciones del intelecto humano por el tiempo, en la forma y con las limitaciones que establezca la ley”.

El ejercicio de los derechos consagrados en la Constitución y en las leyes en algún momento determinado requiere del acudimiento a la justicia, para lo cual ella misma pone a disposición de los beneficiarios de esos derechos mecanismos de tutela y protección, al tenor de lo que dispone el artículo 68 de la Carta Magna.

El acceso a la justicia se encuentra contenido de manera general en el artículo 69, numeral 1) de la Constitución de la República, como parte del debido proceso, «El derecho a una justicia accesible, oportuna y gratuita».

Para que se cumpla con el postulado constitucional de acceso a la justicia se requieren de canales de comunicación que faciliten realizar los reclamos por ante los órganos jurisdiccionales o los delegados por el propio Estado, sin esperar, como ocurre con el amparo, la vulneración o amenaza de los derechos fundamentales. No se trata de consagrar un derecho y enunciar medidas de protección como una posibilidad para su ejercicio. Lo que se persigue es que el acceso a la justicia se convierta en la puerta de entrada al sistema de protección y tutela judicial que nos ofrece la Constitución.

Acceso a la justicia es la puerta de entrada a todo el sistema de protección que nos ofrece la Constitución.  Que se haga efectiva la premisa constitucional del acceso a la justicia.

Cuando hablo del acceso a la justicia siempre tengo presente la situación que se presentaba en el siglo XIX en la región del Cibao, donde la mayor producción agrícola del país de concentraba en las ciudades de Santiago, La Vega y Moca, siendo Puerto Plata el puerto por donde se exportaban esos los productos, principalmente luego del auge de la producción de tabaco. Sin embargo, circundado por dos cordilleras inhabitadas, tenía muchos problemas de transportación terrestre, este se hacía en recuas, transporte muy lento y costoso.[11]

La transportación se convirtió en un asunto de acceso en la región del Cibao y por lo tanto de su producción agrícola. De la misma manera que en nuestro país la transportación de las personas a la justicia tiene en la actualidad dificultades parecidas a las de la región cibaeña del XIX.

En una época como la presente donde los problemas de transportación se han venido allanando y resolviendo cada día más de una manera más efectiva y rápida, es momento de que de la misma manera que algunas pizzerías están usando drones para repartir sus pedidos a domicilio, y el servicio postal suizo los utiliza para la distribución de correspondencia en las zonas montañosas, nuestro país debe aprovechar la tecnología para que los mecanismos de acceso a la justicia sean más efectivos.

Considero que todos los derechos  consagrados en la Constitución de la República el derecho al acceso a la justicia juega desde el punto de vista pragmático un papel preponderante, pues una vez se haya accedido a los órganos de tutela de la administración de justicia estos tienen la atribución y la obligación de hasta restablecer  todos demás derecho vulnerados.

Un segundo eje que debe tomarse en cuenta para la creación de un clima de emprendimiento es confianza en la justicia.

Posiblemente el componente más difícil de lograr es el de la confianza en la justicia debido a que esa confianza depende fundamentalmente de la percepción que tenga la población sobre su administración de justicia.

La Comisión Europea, en su cuadro de indicadores de la justicia correspondiente al año 2014, al abordar el problema de la confianza considera que influyen tres factores:

  1. Eficacia de los sistemas de justicia: los indicadores incluyen la duración de los procedimientos, la tasa de resolución y el número de asuntos pendientes.
  2. Calidad: entre los indicadores figuran la formación obligatoria de los jueces, el seguimiento y la evaluación de las actividades judiciales, el presupuesto y los recursos humanos asignados a los tribunales y la disponibilidad de tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y de mecanismos alternativos de resolución de conflictos (MARC).
  3. Independencia: el cuadro de indicadores presenta datos sobre la percepción de independencia de la justicia. Además, el cuadro de 2014 ofrece una primera visión general comparativa de cómo los sistemas judiciales nacionales se organizan para proteger la independencia judicial en determinados tipos de situaciones en las que puede estar en riesgo. Analiza las garantías jurídicas contra, por ejemplo, el traslado o la destitución de los jueces.[12]

Son muy pocos los países que pueden vanagloriarse de tener una administración de justicia que se gane la confianza de la población, tal vez por aquello que hace varios años me dijo el magistrado Javier Delgado, ex presidente del Tribunal Supremo de España y ex juez del Tribunal Constitucional de ese país, de que la justicia es muy poco fotogénica frente a la población.

El tercer eje que se debe tomar en cuenta para la creación de ese clima es un régimen de seguridad ciudadana y seguridad jurídica.

No es posible lograr una cultura de emprendimiento si no establecemos en el país una efectiva seguridad ciudadana, donde las personas puedan desarrollar sus actividades en un ambiente que les garantice el vivir sin los sobresaltos propios que produce la inseguridad a consecuencia del temor.

Pero además se requiere que las reglas de juego establecidas en el marco legal dentro del cual se va a emprender una actividad sean debidamente respetadas y que no puedan ser alteradas posteriormente en condiciones menos favorables a las que dieron su origen.

Finalmente, y únicamente con el propósito de dejar plasmado nuestro interés por el acceso a la justicia, quiero compartir con ustedes las propuestas que formulé cuando me sometí por ante el Consejo Nacional de la Magistratura para optar por otro período al frente de la Suprema Corte de Justicia, no obstante a la negativa del presidente de la República, Dr. Leonel Fernández, quien manifestó que por mi excelente labor al frente de ese alto tribunal yo no necesitaba someterme a evaluación, expuse que no obstante los progresos alcanzados por el Poder Judicial, el acceso a la justicia era una tarea pendiente, que pretendíamos acometer, exponiendo al efecto las propuestas siguientes:

lro. La creación de la Comisión de Innovación Modernización del Poder Judicial, con varias subcomisiones, entre las que se encontrarían:

  1. Subcomisión de Innovación de tecnológica. Que comprendería: Entorno 2.0; WikiJuris; JurisTech, etc.

   2do. La creación de la meritocracia judicial;

   3ro. Aprendizaje obligatorio en la Escuela Nacional de la Judicatura de los idiomas inglés y francés en el programa de formación de jueces;

   4to. Creación de un sistema de responsabilidad social judicial: compromiso institucional y sentido de pertenencia;

   5to. Creación de un servicio judicial nacional de atención al usuario: se persigue sembrar entre los servidores judiciales el compromiso institucional y el sentido de pertinencia;

   6to. Marketing judicial;

   7mo. Dotar en lo que en aquel entonces era el Comisionado de Apoyo a la Reforma y Modernización del Estado de la estructura necesaria a fin de que se convirtiera en la entidad que trazara la política y ejecución de todo el sector justicia en materia de tecnología de la información.

Razones conocidas por todos hicieron que esas propuestas no pudieran ser puestas en ejecución.

Muchas gracias a todos.

Jorge A. Subero Isa.

ANJE, Santo Domingo.

15 de julio de 2015.


[1] Expresó Thomas Friedman en una columna deThe New York Times, según lo recoge Andrés Oppenheimer, en la página 280 de su obra Crear o morir.

[2] Gaarder, Jostein, El Mundo de Sofía, pág. 132.

[3] http://www.listindiario.com/ventana/2014/12/6/348130/El-mundo-de-los-dos-pulgares

[4] http://www.listindiario.com/ventana/2014/12/6/348130/El-mundo-de-los-dos-pulgares

[5] José Ingenieros, Hacia una moral sin dogmas, pág ibídem, pág. 71.

[6] John Fitzgerald Kennedy, Discursos (1960-1963, Una presidencia para la historia, pág. 150, Estudio, traducción, edición y notas de Salvador Rus Ruffino.

[7] Oppenheimer, obra citada, pág. 293.

[8] Ensayo sobre el entendimiento humano, pág. 74.

[9] http://www.google.com.do/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=5&ved=0CDQQFjAE&url=http%3A%2F%2Fwww.camaradediputados.gov.do%2Fmasterlex%2Fmlx%2Fdocs%2F2e%2F2%2F5097%2F5098.pdf&ei=glWdVa7cBsqu-QHLzrK4BQ&usg=AFQjCNEIhe6F2vpsi1meyfzWaJUyWhvKww&sig2=fJbbVIagCHuXDG_xLYHC4Q

[10] Savater, Fernando, ¡No te prives! Defensa de la ciudadanía, pág. 61; y http://www.dolcecity.com/madrid/2007/02/marat-sade-en-el-teatro-mara-guerrero.asp.

[11] Michiel Baud, Historia de un sueño. Los ferrocarriles públicos en la República Dominicana, 1880-1930, Fundación Cultural Dominicana, Santo Domingo, R. D., 1993.

[12] http://europa.eu/rapid/press-release_IP-14-273_es.htm

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