-UNA OBRA DE FRANCISCO CANAHUATE-

Recientemente el licenciado Francisco Canahuate puso en circulación lo que es su más reciente aporte a la bibliografía fiscal de la República Dominicana: “Impuestos y Rebeliones”, en un acto que contó con la convocatoria de profesionales del área, amigos y familiares, alcanzando a la fecha la cantidad de trece obras especializadas sobre la materia.  Con su capacidad de trabajo, su experiencia y siendo todavía una persona joven me atrevo a pronosticar que seguiremos alimentándonos de sus conocimientos.
Recuerdo que un día del año 1993 me llamó a mi oficina Don Andrés Dauhajre, una de las personas más lúcidas y visionarias que he conocido, quien no solamente figuraba  en mi catálogo como cliente, sino también como amigo entrañable y consejero desinteresado, para que pasara por su oficina en horas de la tarde, cosa que era muy frecuente, para tomar un café juntos.  Me expresó don Andrés que iba a aprovechar para presentarme a un amigo, quien al mismo tiempo era su asesor tributario, y consultarnos a ambos, cada uno en su área, de unos proyectos que pensaba ejecutar. Al llegar a la reunión pautada ya se encontraba el licenciado Francisco Canahuate, persona a quien el dueño de La Novia de Villa se refería. Confieso que me sorprendió gratamente la sencillez, los conocimientos y la honestidad exhibidas por el amigo recién presentado.
En el año 2000,  ocupando yo  la presidencia de la Suprema Corte de Justicia, el mismo don Andrés sirvió de puente para que el licenciado Canahuate me invitara a presentar su obra “Legislación Fiscal Dominicana, Tomo II. 2000”, invitación a la cual accedí con mucho gusto, para lo cual se celebró un acto de circulación de la referida obra, lo cual ocurrió en un hotel de la ciudad, el día  14 de marzo del año 2000.
En aquella ocasión dije: “Presentar un libro es por sí una labor comprometedora y lo es más, cuando la primera edición del Tomo I estuvo a cargo de una persona con quien el destino me vinculó muy estrechamente, deparándome la dicha de haber obtenido de él el decreto de exequátur para ejercer la profesión de abogado en el año 1970, cuando ocupó la presidencia de la República, en su condición  de  Presidente de la Suprema Corte de Justicia, al autoconcederse licencias el Presidente y el Vicepresidente de la República, en ocasión de la campaña electoral de ese año; y de haber presidido el máximo tribunal que me otorgara la notaría en el año 1973. Pero además, a quien me dio la oportunidad de dedicarle en el 1993 mi obra “4 Años de Jurisprudencia Analítica Dominicana”, lo cual hice con las palabras siguientes: “Templo de sabiduría, Morada de humildad y Tesoro de probidad: Dios me ilumine a seguir el camino que conduce a lo que usted representa”. Me refiero al licenciado Manuel Ramón Ruiz Tejada”.
Agregaba en la ocasión, “Ocupo hoy, como en su oportunidad lo hiciera el Lic. Ruiz Tejada, la presidencia de la Suprema Corte de Justicia, pero con la diferencia de que cuando aquél hizo la aludida presentación el 9 de noviembre de 1989, el prefijo Ex-Presidente de la Suprema Corte de Justicia no comprometía a la institución a la que tanto brillo le había dado; contrario a quien os habla, que sin haberle dado tanto brillo a ese máximo tribunal, sus palabras sí pueden comprometerlo, razón por la cual el enjuiciamiento de la obra tiene necesariamente que estar rodeada del máximo de prudencia”.
Posiblemente en otras ocasiones lo haya dicho, pero al principio, el ser humano sólo se preocupó por tener normas de conducta, que convertidas luego en reglas jurídicas, le permitieran la vida en sociedad. Pero cuando surge la necesidad de aunar esfuerzos en aras de lograr propósitos comunes y garantizar la estabilidad social, consecuentemente surge el Estado, como un imperativo de un agrupamiento humano determinado a someterse a un ordenamiento jurídico-político, que ha venido desde entonces, evolucionando constantemente.
Sin embargo, solamente mediante un organizado y eficiente sistema fiscal puede el Estado agenciarse los recursos necesarios que le permitan desempeñar su papel, papel que muchas veces está determinado y condicionado por el concepto que tenga y por la función que le atribuya al Estado, el gran administrador de la cosa pública.
En la obra Impuestos y Rebeliones, la cual consta de 182 páginas, en portada dura, el licenciado Canahuate nos transporta a través del tiempo, dándonos un paseo que comienza en los orígenes mismos de la humanidad, desde el Génesis hasta la actualidad, pero también nos presenta una especie de Derecho Comparado, al abordar el asunto de los impuestos en otros países del continente americano.
Como apéndice a la obra, el licenciado Francisco Canahuate nos ofrece las 282 leyes, excluyendo las faltantes 79-87 mutiladas, que integran el Código de Hammurabi, considerado como el primer código escrito de la humanidad.
Llama la atención en lo que  pudiera denominarse Segunda Parte de la obra el tratamiento que  el autor le da al tema Casos Reveladores de Injusticias y Rebeliones. En esa Segunda Parte nos relata el licenciado Canahuate, lo siguiente:
“Esta obra reseña algunos episodios históricos en los cuales los irritantes privilegios de los faraones, reyes, emperadores, caciques y otros sectores poderosos, sumados a las altas cargas impositivas, han motivado las más diversas y cruentas guerras y rebeliones en búsqueda de libertad, justicia e igualdad para todos. Entre éstos, como se recordará figuran la famosas guerra de Troya, la rebelión de los Zelotes, la Revolución Francesa, las guerras de independencia de las colonias norteamericanas al liberarse del Reino Unido de Inglaterra; así como las sucesivas guerras liberadas por las colonias Centroamericanas, Suramericanas y del Caribe contra Francia, Portugal y España. Ese no es el punto que a continuación  se aborda”.
Al tratar el tema de los hechos generadores lícitos e ilícitos el autor nos dice que no solamente los hechos lícitos pueden considerarse como hechos generadores, sino también los ilícitos. Esto es así no porque en el Derecho Fiscal prime un concepto ético distinto al de las otras ramas del Derecho, sino porque para la tributación lo que interesa es fundamentalmente el aspecto económico del hecho generador, por cuanto sirve de índice de la capacidad contributiva, y, además, porque sería contrario al principio de igualdad y, por lo tanto, injusto que los contraventores de la ley estuvieran en ventaja respecto de quienes cumplen con ella y quedaran exonerados del pago del tributo, no obstante que ambos realizan el hecho imponible, por la sola razón de que uno lo hizo mediante un hecho lícito y el otro mediante uno ilícito. Pone como ejemplo el impuesto de importación el cual se causa no solamente por las mercancías que se introducen legalmente al país, sino también por las que entran de contrabando; o por las ganancias derivadas del tráfico de sustancias prohibidas, pues la legislación grava los aumentos de patrimonio no justificados por el contribuyente.  
Una parte sumamente importante de “Impuestos y Rebeliones” es la contenida en lo que el autor denomina “Reflexiones Finales”, de donde extraigo lo siguiente: “La humanidad, desde la más remota antigüedad, ha venido experimentado distintos sistemas políticos y de gobierno. La fuente de sustento de los gobernantes es el trabajo productivo de los gobernados, en capacidad de hacerlo, con el objetivo de satisfacer las necesidades absolutas y relativas de la sociedad en su conjunto. Se trata de  un contrato social donde cada una de las partes asume la responsabilidad de cumplir sus deberes y exigir el debido respeto a sus derechos. En ese marco de responsabilidades, deberes y derechos las autoridades competentes del Poder Ejecutivo elaboran un proyecto de presupuesto público anual para su aprobación en el Poder Legislativo”.
El autor de la obra aboga por una reforma fiscal integral, debido a los múltiples desequilibrios económicos y sociales actuales, la informalidad en la economía y la caída en la prisión tributaria. Que por el lado del gasto público, debe primar la decencia y las prioridades nacionales.   Considera que la clave es reducir las tasas impositivas; aumentar la base contributiva para distribuir la carga equitativamente; derogar los tributos de escaso rendimiento, los cuales complican la Administración Tributaria, obstaculizan y encarecen los trámites burocráticos; fortalecer el control de los seis impuestos más productivos, como son el Itbis, el Impuesto sobre la Renta, el Impuesto a las Importaciones, el Impuesto a los Combustibles, el Impuesto Selectivo al Consumo y el Impuesto a la Propiedad.
Finalmente, aboga por la reducción de las exenciones y exoneraciones para evitar la excesiva concentración de riquezas y el aumento de la pobreza; el perfeccionamiento y derogación programada de los demás tributos que se aplican en nuestro país. También para lograr el aumento sostenido en las recaudaciones con estabilidad, crecimiento económico y generación de empleos formales, es imprescindible aprobar conjuntamente una amnistía fiscal integral. Debemos trabajar para revertir la situación imperante o se profundizará la crisis.
“Impuestos y Rebeliones” es una obra que debe formar parte de nuestra biblioteca. ¡La recomiendo!

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