“Para eso están los sitios, para conversar” 
(Antiguo anuncio de una telefónica local)

Una de las obras más famosas de la literatura universal lo es  sin lugar a dudas Romeo y Julieta, escrita, como es de general conocimiento, por William Shakespeare, publicada por primera vez en el año 1597 y traducida a diferentes idiomas y dialectos, así como llevada a la pantalla gigante en diferentes versiones,  épocas y actores.

Como se recordará, en dicha obra fray Lorenzo y Julieta preparan un plan consistente en simular la muerte de ella, con la finalidad de evitar que contrajera matrimonio por imposición de sus padres con el conde Paris, expresándole el fray: “Ah, Julieta, conozco ya tu dolor. Me atormenta más allá del alcance de mis sesos: he oído que, sin que nada pueda aplazarlo, debes casarte el próximo jueves con ese Conde”. La estrategia urdida por ambos no dio resultado en razón de que el mensajero que fray Lorenzo había encomendado para entregar una carta a Romeo, quien se encontraba exiliado en Mantua, poniéndole al tanto de los planes, había sido detenido, no llegando nunca la carta a su destinatario, y los resultados todos lo conocemos: la muerte de Romeo y la muerte de Julieta. De haber llegado esa comunicación a conocimiento de Romeo, la historia habría sido otra y no tendríamos Romeo y Julieta. En nuestra época actual de la comunicación virtual le hubiera bastado a fray Lorenzo enviarle a Romeo un mensaje electrónico sobre los planes trazados.
Traigo a colación esa obra como una introducción para compartir con ustedes la importancia que desde el origen de la humanidad tienen los medios de comunicación y principalmente las telecomunicaciones, es decir la comunicación a distancia: desde las señales de humo hasta el internet.
Johan Goudsblom en su libro Fuego y Civilización, citado por Peter Watson, dice que el dominio del fuego fue causante de la primera transformación de la vida humana. Desde entonces el hombre primitivo dejó de ser un depredador: controlar el fuego le permitió atrapar animales y roturar la tierra. Sin ello la agricultura, la segunda gran transformación, no habría sido posible. El dominio del fuego también hizo posible cocinar los alimentos, algo que distingue al hombre de los animales y que quizá pueda ser considerado el origen de la ciencia. El humo puede haber servido además como primera forma de comunicación a larga distancia.
El humo no fue el único medio utilizado por el ser humano para comunicarse. El sonido de los palos, el tambor, la arcilla, las caracolas, el papiro, el papel, el telégrafo, así como todos los medios que las nuevas  tecnologías ponen a nuestro alcance han sido usados con los mismos fines.
Es nuestro interés, y con esto contribuir a la divulgación de la existencia de un extraordinario y moderno museo dominicano, denominado Centro Cultural de las Telecomunicaciones, el cual se encuentra abierto en la calle Isabel la Católica, en el antiguo edificio de Telecomunicaciones, de esta ciudad, donde se puede apreciar la evolución de las telecomunicaciones del ser humano. Nadie puede describir con mayores detalles  esa evolución que la muestra que nos ofrece ese museo. Seríamos necios sí insistiéramos en describir su evolución. Con su visita muchos añorarían las épocas de los radios de tubos y su paso hacia los transistores; las viejas cámaras de televisión; los antiguos celulares y computadoras. Pero sobre todas las cosas un instrumento que llenó toda una época y que era considerado como la máxima expresión de las telecomunicaciones, como eran los denominados “bípers”, en sus versiones numéricos y alfanuméricos. Muchos de ellos cómplices mudos de declaraciones de amor y desamor.
El mundo ha cambiado demasiado, tal como nos dice Jeff Jarvis: “Ahora Internet nos permite al mundo, organizarnos a nosotros mismos, encontrar y difundir información, desafiar la vieja manera de hacer las cosas, retomar el control”.  El mismo Jarvis nos dice que Internet es un espacio tridimensional de enlaces recíprocos cuyo valor se multiplica con el uso y el tiempo, y que Google es el principal agente de esta creación de valor.
La Declaración de Independencia del Ciberespacio de John Perry Barlow, fundador de la Electronic Frontier Foundation, de 1999, dice: “Gobiernos del mundo industrial, cansados gigantes de carne y acero, vengo del Ciberespacio, el nuevo hogar de la Mente. En nombre del futuro, le pido que en el pasado, nos dejéis en paz. No sois bienvenidos entre nosotros. Usted no tiene soberanía donde nos reunimos”.
El arriba citado Jeff Jarvis  nos dice que hoy vivimos y trabajamos en casa y oficinas de cristal y esto no tiene por qué ser necesariamente negativo. Lo público tiene que ver con algo más que con tener una página web. Está relacionado con actuar públicamente para que todo el mundo pueda ver qué estás haciendo y reaccionar a ello, hacer sugerencias y decírselo a sus amigos. Vivir en público hoy es una cuestión de interés propio bien entendido. Necesitas ser público para ser encontrado. Cada vez que decides no hacer algo público, creas el riesgo de que tu cliente no te encuentre o no confíe en ti porque tú puedas estar guardando secretos. Ese ser público es también una ética. Cuando más públicos eres, más fácilmente te encontrarán y más oportunidades tendrás.
El periódico Hoy, en su edición correspondiente al 9 de abril del corriente, en un despacho de la agencia Efe, con la firma de Carmen de Águeda, nos trae la información de que directores de comunicaciones de compañías como Iberia, fundadores de páginas de éxito como Menéame, presentadores de televisión y escritores de reunieron hace unos días en Burgos (España) en el marco de II Congreso Iberoamericano sobre Redes Sociales, precisamente para debatir qué cosas deben tener en cuenta empresas, instituciones y usuarios para gestionar sus perfiles en las redes sociales. De ese congreso salieron importantes recomendaciones, algunas de las cuales les cuento. La presentadora de televisión Marta Fernández recomienda que “si no estás seguro de si publicar un “tweet” o no, es mejor no hacerlo”. Por su parte el periodista Ramón Trecet recomienda que “si bebes, no tuitees”.
Absolutamente nadie puede discutir los grandes aportes que las redes sociales han realizado en beneficio de las comunicaciones. El ciberespacio se ha convertido en la actualidad en el espacio ideal para todas las relaciones entre humanos, ya sean de naturaleza comercial o social. Lo que antes requería mucho tiempo para llevarlo a conocimiento de los demás, hoy se realiza de manera instantánea.
Pero no obstante  los magníficos medios de telecomunicación de que dispone la sociedad moderna, en cuanto a las relaciones interpersonales nos alejamos cada día más. Recuerdo aquella campaña publicitaria iniciada por una compañía telefónica en el sentido de que para ahorrar dinero y no realizar llamadas innecesarias, acuñó la expresión que creo que decía más o menos: “Para eso están los sitios, para conversar”, con la idea de que si usted quería mantener una conversación con otra persona lo hiciera personalmente y no por vía de los teléfonos.
Me comentaba doña Francia, mi esposa de 38 años de casados, que en días pasados visitó un consultorio de un profesional de la medicina y mientras esperaba el turno correspondiente, las personas que se encontraban junto a ella todas estaban “chateando”, regularmente a través de sus BBs. Me decía que antes, cuando llevaba a nuestros hijos al pediatra y mientras esperaban las madres en la sala correspondiente, se establecía una comunicación personal entre las presentes, de donde muchas veces se compartían experiencias sobre los hijos y otros temas.
Obviamente, la tecnología nos permite una mayor oportunidad de crear amistades y de conocer personas, pues las redes sociales se prestan a ello. Ellas nos han acercado, pero al mismo tiempo innecesariamente en muchas ocasiones nos han privado del calor humano que brota de las relaciones personales, como son  la mirada a los ojos o sus expresiones, los gestos, las actitudes, etc.
Como el hogar no escapa a la realidad que planteamos anteriormente, es necesario que de alguna manera recordemos lo importante que es verse personalmente la cara. Posiblemente uno de los problemas de la familia es el poco intercambio personal que sostienen sus miembros entre ellos; prefieren el intercambio virtual al contacto  personal. Realmente  mientras más tecnológicamente nos acercamos, más personalmente nos alejamos.

Una respuesta

  1. lo felicito por este interesante articulo me gustaria aportar mi punto de vista como profesional de la informatica. y es que realmente las redes sociales y las nuevas tecnologias han cambiado la forma en que nos comunicamos, pero no necesariamente nos distanciamos todo lo contrario la tecnologia disuelve las barreras de tiempo y espacio donde una informacion puede ser difundida a nivel global a la velocidad del rayo. pero el contacto fisico entre personas es una necesidad natural que no hay maquina que la pueda reemplazar. el problema con todas las cosas NUEVAS es que el ser humano comun todavia no a entendido el poder que esta a su disposicion y le da un mal uso como es el caso de los BBs que son usualmente un simple entretenimiento. cuando el hombre entienda y aprenda a darle el uso correcto al poder que tiene en sus manos, por ej: las redes sociales: facebook, twiter, etc. el mundo conocera la mayor de las revoluciones sociales, el poder ya no sera de unos pocos, el poder sera del pueblo que unidos y comunicados decidiremos nuestros lideres, leyes, politicas, etc. de maneras nunca antes vistas. estos son los inicios de una nueva era de la humanidad.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *